19 de julio de 2008

Sin que lo notara,
comencé a cambiar.
Logré sanar aquellas viejas heridas
sin dejar cicatriz alguna.
Imposible e impredeciblemente
volver a conectarme con aquellos que había perdido y tanto extrañaba.
Y todo comenzó a funcionar perfectamente de nuevo.
Podía circular sin miedo a tropezarme,
como lo había hecho los primeros 21 años de su vida.
¿Se preguntarán quién habla acaso?
Muchos me conocen como el que alguna vez fue
un cerebro lesionado.

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